El calvario: c贸mo fue el camino para llevar a juicio a un padre acusado por abuso
Por Anal铆a Fangano, abogada de las v铆ctimas
Mat铆as Milano, acusado por el abuso sexual de sus dos hijos menores, logr贸 evadir la Justicia durante 12 a帽os con la complicidad de la Justicia y la polic铆a. C贸mo fue la lucha para llevarlo a juicio.
Cuando una sucesi贸n de entorpecimientos y falsedades se producen en una causa penal, y se prolongan por a帽os, la b煤squeda de justicia e igualdad procesal se convierten en un verdadero calvario.
Las etapas procesales se convierten en pasajes de un v铆a crucis angustiante, que tiene un objetivo claro y definido: alejar a las v铆ctimas del pedido de justicia, del reclamo de lo justo, del reconocimiento en una sentencia de los derechos y de las garant铆as de constitucionales b谩sicas.
En enero de 2005, empez贸 este peregrinaje. La primera etapa fue en el Juzgado de Familia que ordenaba visitas de los ni帽os en el domicilio del padre, haciendo o铆dos sordos al perito asesor de incapaces de la oficina pericial. Luego siguieron la comisaria de la mujer, las fiscal铆as, las oficinas periciales y la C谩mara Gesell, los archivos, la seguidilla de p茅rdidas del expediente y sobre todo, la desgastante tarea de lidiar con la corrupci贸n.
Una causa de abuso sexual ultrajante con el agravante de haber sido reiteradamente, cometido por un ascendiente, en este caso el padre de la menor, que tuvo por testigo v铆ctima esencial al hermano, sumado al delito de corrupci贸n de menores, es muy simple de probar.
Las pruebas son las pericias psicol贸gicas, los testimonios de los peritos de oficio, los testimonios de las v铆ctimas y, sobre todo, la reproducci贸n en el debate oral del testimonio de los propios ni帽os vulnerados por su pap谩.
En este caso en particular, la certeza era tan clara y evidente, que fue necesario entorpecer las medidas de prueba y obstaculizarlas mediante la comisi贸n de delitos, como la falsedad ideol贸gica, el tr谩fico de influencias y, fundamentalmente, la connivencia de la fiscal铆a y la polic铆a bonaerense, todo un accionar prevaricatizante que lleva m谩s de 12 a帽os.
En el a帽o 2007, espont谩neamente, los amigos del abusador, se presentaron una tarde en la Fiscal铆a Nro. 1 a cargo Andr茅s de los Santos, y le dictaron una suerte de agravios descalificantes para la madre de los ni帽os, con el claro objetivo de desvirtuar la denuncia, y lograr, en cuesti贸n de horas, el archivo.
Obediente con el imputado, el fiscal archiv贸 la causa. Y he aqu铆 la primera aparici贸n de una conducta que se reiterar铆a a lo largo de los a帽os.
Los encargados de notificar las resoluciones a las v铆ctimas eran los polic铆as de una comisaria vecina al domicilio del denunciado. Falseaban informes, inventaban notificaciones y testigos, y todo con consentimiento de la Fiscal铆a.
Lo mismo ocurri贸 con el turno de la C谩mara Gesell. En una causa de estas connotaciones, se fija el turno con la urgencia que el caso requiere. Para mis representados, el turno lleg贸 cuatro a帽os despu茅s.
Y arrib贸 de la peor manera, con una fiscal inexperta, que no conoc铆a c贸mo tratar a un ni帽o ni c贸mo se aplica un protocolo para esta medida de prueba.
La Fiscal铆a nunca inst贸 la persecuci贸n penal hasta que la verdad clara y contundente la sobrepas贸. Los chicos no mienten y recuerdan m谩s de lo que se quiere o铆r. Ah铆 comenz贸 otra etapa del calvario, lograr que anoten en las actas la verdad de los hechos, tal como la relataban los psic贸logos.
Los testigos tambi茅n la pasaron mal. A cada uno de ellos, con sa帽a, se les hacia comparecer a la Fiscal铆a para luego no tomarles declaraci贸n y designar un sin n煤mero de audiencias, todas contaminadas de maltrato y amedrentamientos, propios de quienes niegan ejercer su rol e intentan manipular la verdad.
Y, paralelamente, algo muy b谩sico en derecho penal, el imputado nunca tuvo arraigo, es decir, domicilio fijo, con lo cual, jam谩s estuvo a derecho. Durante doce a帽os se le permiti贸 desplazarse con absoluta libertad. De hecho, en una oportunidad, se le dict贸 una orden de detenci贸n, cuya respuesta burl贸, fug谩ndose primero a Uruguay y despu茅s fue escondido en una quinta familiar en La Reja, Provincia de Buenos Aires.
Luego intent贸 una suerte de internaci贸n en un centro de adicciones en la Ciudad de Buenos Aires, donde cont贸 con la colaboraci贸n de familiares indirectos que se desempe帽an como funcionarios p煤blicos en el Consejo de la Magistratura y en el Ministerio P煤blico Fiscal porte帽o.
Pero el entorno encubridor no tuvo en cuenta las caracter铆sticas de su personalidad ni sus anhelos de exhibicionismo en las redes sociales. A煤n as铆, la Polic铆a bonaerense no lo detuvo. No solo por la falta de colaboraci贸n de la Fiscal铆a, sino porque siempre se alert贸 la b煤squeda para facilitarle la fuga.
Mientras tanto, los ni帽os tuvieron que soportar el hostigamiento constate por las redes sociales. Su padre, desde la clandestinidad, enviaba fotos, mensajes y videos permanentemente, con el claro objeto de da帽arlos y sorprenderlos con distintos perfiles y fotos en Facebook.
Y, simult谩neamente, la verg眉enza mayor que significa para la Justicia, que camaristas y jueces de casaci贸n obedezcan a un pedido, sin leer o adrede, logrando la impunidad del abusador.
El camino elegido por las victimas fue siempre el de la Justicia, por eso se realizaron, denuncias penales, denuncias en la procuraci贸n, se recusaron fiscales y juzgados.
El berenjenal reside en la falta de persecuci贸n penal que se hizo, tambi茅n, de todas esas denuncias. Ninguna prosper贸 y para lo 煤nico que se llam贸 a las v铆ctimas fue para notificarles el archivo de todas las denuncias.
Contrariamente a la intenci贸n fiscal, las denuncias fueron ratificadas y las v铆ctimas solicitaron medidas de prueba que se encuentran en curso. Llegando a los 10 a帽os en la instrucci贸n y tras reiterados pedidos, se elev贸 la causa a juicio oral.
Y, una vez m谩s, se ignoraron los pedidos de detenci贸n solicitados. La fiscal铆a naturaliz贸 que el 煤nico contacto del acusado sea el n煤mero de tel茅fono de su abogado. Ni siquiera solicit贸 su detenci贸n.
No solo el fiscal de juicio no acompa帽贸, sino que sorprendi贸 por lo creativo: sabiendo que el delito prev茅 para el imputado una pena entre 10 y 15 a帽os de c谩rcel, solicit贸 una suerte de audiencia entre todas las partes, medida que no existe en el c贸digo procesal penal, con una absoluta indiferencia a la posibilidad de fuga.
Nuevamente, durante la sustanciaci贸n de estas medidas dilatorias, alertado quiz谩, por la propia Fiscal铆a, el imputado volvi贸 a fugarse. Para la clandestinidad, ten铆a prevista una red de v铆nculos, comenzando con una mujer nacionalidad paraguaya residente en Uruguay.
Los agentes de la polic铆a realizaron tareas de inteligencia previa y, con la colaboraci贸n y la coordinaci贸n de ambos pa铆ses, se logr贸 la detenci贸n y extradici贸n. Reci茅n aqu铆, tuvimos igualdad procesal, con la 煤nica certeza de que el juicio un d铆a iba a llegar.
M谩s all谩 de las valoraciones que pueda hacer el Tribunal, de la prueba que se produzca dentro del debate y la ya producida y agregada en el expediente, habr谩 sentencia.