Casa
Por Marianela R铆os
Movimos los muebles para tu llegada. Todas las puntas fueron limadas. Hoy solo queda una mesita de luz del otro lado.
Ya no tengo escapatoria de mi cama, la tuya se convirti贸 en una extensi贸n de la m铆a, como un pedazo de tierra m谩s que me pertenece pero lo cedo, en el que protejo tu sue帽o y tambi茅n el m铆o.
Por donde te lleve tu curiosidad, construyo un camino seguro, para no tentar a ese clavo fuera de lugar, o que se parta en mil pedazos el im谩n del 煤ltimo viaje que hicimos en n煤mero par. Te proveo juegos confiables.
Maleables compa帽eros que sobrevivan a tus combates, que resistan tu mordida suave y sean beneficiarios tus abrazos amables.
Pero cuando pienso que tengo el control, algo se me escapa. Con cada d铆a que pasa, hay nueva haza帽a. Hoy te bajaste de la cama.
Ma帽ana voy a tener que construir un nuevo camino. Y cuando ya ni lo note, habr谩s cambiado los planos de la casa, que sol铆a estar llena nimiedades y partes deshabitadas. Y que hoy se r铆e de c贸mo excesivamente nos contemplamos las caras.
