La engañaron para quedarse con su casa y ahora está amenazada de muerte

Maricarmen es española y tiene 67 años. Cuando su marido falleció en 2006, una pareja de vecinos comenzó a acercarse a ella con la excusa de acompañarla ahora que estaba sola. Así comenzó el engaño, se ganaron su confianza y luego la hicieron firmar la venta de su casa sin que ella lo supiera. Hoy está amenazada de muerte, al igual que los vecinos y su abogada.

03/08/2017
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Pilar

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Era domingo a la tarde y Mariela estaba con su familia reunida disfrutando de esa jornada que los encontraba a todos de descanso. En medio de anécdotas, historias de la semana y rutina, empezaron a escuchar gritos que iban de menor a mayor. De a uno fueron haciendo silencio y disponiendo su cuerpo hacia la puerta de entrada como para intentar agudizar sus sentidos.

-¡Estás loca!

-Te voy a pegar si no te vas. Andate, loca.

Mariela se acercó a la ventana y vio la escena. De un lado una mujer gritando y levantando su mano amenazante, del otro estaba Maricarmen, su vecina de toda la vida, acongojada contra un rincón, como intentando que su cuerpo se achicara.

Cuando la mujer se fue, se cruzaron a la casa de enfrente. Es la vivienda de Maricarmen, a quien encontraron con ataques de pánico, sin consuelo. Allí le contó lo que pasó. La historia de un vínculo falso que amenaza con sacarle su hogar.

***

María Cabadas Soto o Maricarmen, como le dicen sus vecinos, es española, tiene pelo blanco y 67 años a cuestas. Cuarenta y cinco años atrás llegaba con su esposo al barrio Pellegrini de Pilar en el norte del conurbano bonaerense. Compraron un terreno inmenso donde hicieron su casa, aquella que los vio vivir juntos hasta el año 2006, cuando él falleció. No tenían hijos, ni familiares, así que ella, como muchas personas mayores, quedó sola.

-Maricarmen como cualquier mujer grande, se levantaba temprano, estaba en el parque, porque tiene un predio importante de cuatro lotes. La veías siempre tomando mate en la entrada, una vida normal.

Eso es lo que cuenta Mariela Tapia, su vecina de enfrente desde hace 20 años. Pero las mañanas de calma y mates cambiaron cuando una pareja joven de la otra cuadra comenzó a acercarse. Iban a pasear, compartían charlas, escuchaban sus historias. Y ella estaba encantada.

-Nosotros estábamos contentos porque veíamos que no estaba sola, y que alguien podía hacerle compañía. Lo raro empezó cuando empezamos a ver que le hacían refacciones a la casa, incluso, construyeron departamentos que se pusieron en alquiler. Me llamó la atención pero no hice nada hasta ese día.

“Ese día” es el domingo que escucharon los gritos y las amenazas. Cuando Maricarmen le contó que esa mujer y su pareja le decían que se vaya de su casa porque estaba loca. Que ella, años atrás, cuando ganaron su confianza, les había prometido que cuando muriera, les iba a donar su terreno, y que firmó un documento de esa donación, pero ahora querían sacarla de su hogar y dejarla en la calle.

-La tenían vallada, y cuando digo vallada me refiero a que le ponían vallas adentro de su propia casa, para que solo se moviera en un radio de unos tres metros. Después se iban y la dejaban encerrada.

***

Después de escuchar la historia, Mariela sintió que no podía seguir mirando al costado. Entonces llamó a una abogada y también los llamó a ellos, los vecinos de la otra cuadra a los que asegura que conocía y que ahora desconoce.

-Los invité a mi casa, les pregunté lo que había pasado y ellos me mostraron un papel. Era un documento de venta de la propiedad firmado por Maricarmen donde figuraba que se había dado, en mano, 100 mil pesos por la compra. La plata no se sabe de dónde salió ni donde fue a parar porque nadie la tiene.

No era difícil develar el plan. Una escribana implicada en una venta irregular, que fue pasada por donación durante la firma y la imposibilidad de justificar el precio del terreno y la plata que, supuestamente, entregaron para comprarlo, marcaban las fragilidades del caso. Para Mariela, en cambio, no hizo falta analizar nada. Esa tarde, en su casa, ellos le confesaron que querían hacerla pasar por loca y quedarse con el predio.

-No podía creer lo que escuchaba. Me puse en campaña y comencé a averiguar dónde estaban los papeles e intenté hablar con la escribana que nunca nos atendió. Ellos ya habían puesto todos los servicios e impuestos a su nombre y a medida que más nos acercamos a Maricarmen, más querían alejarnos y así empezaron las amenazas. El hombre vino un día a mi casa con un arma, me dijo que no me meta. No le hice caso.

***

Una noche, cuando las amenazas de muerte hacia Maricarmen no cesaban, y los usurpadores la despertaban golpeándole las ventanas y provocándola para luego filmarla e intentar pasarla por loca, Mariela la sacó a escondidas de su casa. A sus 67 años, la desesperación la obligó a saltar el portón. Lo hizo de manera lenta, casi sin dejar correr aire, para que ni la brisa de la respiración cruzara la calle y los alertara. Así, en silencio, se fueron a una fiscalía de violencia de género para hacer la denuncia y pedir una restricción.

La consiguieron. Las denuncias por estafa, asociación ilícita con la escribana, y amenazas están radicadas a cargo de la Unidad Fiscal Nº2 de Pilar. Allí también radican las esperanzas de todo un barrio que hizo de la casa de Maricarmen una parada obligatoria.

-Todos los vecinos ahora pasan por ahí, le llevan comida. Ella está con un acompañante terapéutico la mayor parte del tiempo, pero llega la noche y tenemos miedo. La perimetral es sólo de diez metros. Desde esa distancia pueden hacer cualquier cosa. Queremos que la extiendan, que no puedan acercarse ni a la vivienda. No queremos contar dentro de poco un final, donde Maricarmen ya no esté.