Aguantadero

24/04/2017
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PALABRAS CLAVES

*Por Claudia Bernazza

En el Salón Blanco de la Casa Rosada, en ocasión de la firma de un compromiso federal de modernización, Mauricio Macri dijo a los gobernadores y representantes gremiales presentes que había que “dejar de lado la intervención nociva que tuvo la política de convertir el Estado en un aguantadero”. Una vez superado el asombro que estas palabras provocan, conviene analizar esta y otras expresiones vertidas durante el acto de firma.

La palabra aguantadero remite a un escondite o “cueva” de delincuentes. Si el Estado fuera eso, no se entenderían los miles de trámites que cada día los ciudadanos realizan en oficinas públicas. Trámites que seguramente habrá que mejorar, pero que no son delito. Pago de sueldos, pensiones y jubilaciones, atención de la salud y la educación, preservación de parques y reservas naturales, cobertura social para amplios sectores de la población, son algunas de las miles de tareas que realizan trabajadores públicos nacionales, provinciales y municipales comprometidos con sus conciudadanos.

Este compromiso mayoritario no puede quedar opacado por una imagen peyorativa y poco feliz. Si algún trabajador está incumpliendo con su tarea, los funcionarios deben actuar en consecuencia, sin meter a todos “en la misma bolsa”.

Por otra parte, coincidimos en que si una gestión suma nuevos agentes a los programas públicos, sus responsables deben dar cuenta de la necesidad de esta convocatoria. Este cuidado del empleo público alcanza particularmente a Cambiemos, que ha aumentado en un 25% las estructuras orgánicas del Estado y, por lo tanto, el número de cargos jerárquicos[2].

En el mismo discurso, el presidente Macri anuncia futuros concursos, cuando fue la actual gestión la que congeló procesos de selección en el Estado nacional que se realizaban según las normas vigentes y con la participación en calidad de veedores de los representantes de ATE y UPCN.

En otro pasaje, se afirma que “el Estado se ha movido hasta ahora sólo con papeles”, omitiendo el sinnúmero de trámites on line que se realizan en numerosos organismos, los que permiten el pago regular de la Asignación Universal por Hijo, la entrega del Documento Nacional de Identidad por medios seguros, controles ágiles de ingreso y salida del país, entre muchas otras gestiones.

Este manto de sospecha sobre el Estado y sus trabajadores encierra, seguramente, otros objetivos. Un Estado débil, sin capacidad de control, es un Estado a merced del mercado. Si, además, sus funcionarios son gerentes de empresas, las decisiones públicas estarán teñidas de intereses extraños al bien común.

* Ex - diputada nacional. Coordinadora de la comisión Estado y Administración Pública del Instituto Patria. Ex secretaria de Desarrollo Social de La Matanza.

[2] “Desde que asumió Macri aumentó en un 25% la estructura del Estado”.En: http://www.lanacion.com.ar/2011790-segun-un-relevamiento-desde-que-asumio-macri-aumento-en-un-25-la-estructura-del-estado